En primer plano, Lalle Nadjagou. (Imagen por Chris Matthews)
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Nadjagou, que se incorporó al WoeLab en septiembre, espera que sus creaciones puedan seguir los pasos del W. Afate, la ya legendaria impresora que WoeLab diseñó en 2013 a base de residuos electrónicos.Agboginou compró en su día una impresora Prusa 3D para la comunidad y sus trabajadores la armaron allí mismo, en la sede del vivero. Agboginou dice mientras la ensamblaban varios miembros de la comunidad se sintieron inspirados por lo que estaban haciendo, y decidieron emular el proceso e intentarlo ellos; o sea, producir su propia versión."Construimos juntos esta impresora en 3D. La compramos en el extranjero y después de adquirirla empezamos a pensar en cuán barata la podríamos construir nosotros con el material que teníamos en nuestras manos", explica el arquitecto de 36 años. "Uno de nuestros miembros dijo que creía que lo podríamos hacer con residuos electrónicos y todo el mundo se rió. Pero lo cierto es que acababa de tener una idea genial".WoeLab arrancó una campaña de crowdfunding y logró reunir 4.000 dólares para empezar a trabajar en el proyecto de la impresora 3D. Esta incorporaría piezas de otras computadoras, escáneres y otros componentes electrónicos en su diseño, que desembocó en la impresora W.Afate, que toma su nombre de uno de los ingenieros de WoeLab, Kodjo Afate Gnikou.Estamos arruinando el medioambiente tirando nuestros móviles y computadoras. Leer más aquí.
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El vertedero de chatarra que tiene ASDI en Lomé está hasta arriba de monitores de computadora, motherboards y de residuos plásticos. Está asociado con otros colectivos locales que se dedican a reciclar su chatarra digital, y sus trabajadores también visitan muchos barrios para alentar a sus vecinos de que se deshagan de los productos electrónicos que ya no usan."Estamos asociados con muchas organizaciones como WoeLab, de manera que ellos se pueden pasar por aquí y recoger lo que necesitan", cuenta Françoise Adekpue, una trabajadora de ASDI. "Creo que lo que están haciendo es bueno. Es muy importante proteger el medioambiente. Y es algo por lo que estamos luchando, por dejar que la gente se pueda llevar todo aquello que crea que puede reciclar".Es posible que la batería de tu Iphone funcione gracias al trabajo infantil en minas africanas. Leer más aquí.
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"Claro que conforme pasa el tiempo cada vez entienden más que la tecnología es mi fuerte", añade. "En realidad todavía se lo toman como a broma, se creen que solo estoy jugando. Pero el día de mañana lo entenderán. Estoy seguro".WoeLab no está solo en su filosofía de reciclar desechos tecnológicos. La startup keniata E-Lab se dedica a reciclar los desechos electrónicos de manera artística; Gladys Myunzwela, una diseñadora de Botswana, diseña ropa y accesorios con electrónica caducada. Y en Tanzania, la compañía Buni Hub creó el año pasado otra impresora 3D con residuos electrónicos.Primero convirtieron sus descampados en vertederos electrónicos y ahora sus habitantes más avezados han convertido los descampados electrónicos en impresoras 3D, programas educativos y en ordenadores hechos con garrafas de agua. El oro del siglo XXI se llama desecho electrónico; y, como no, está en África.Sigue a VICE News en español en Twitter: @VICENewsESLa cantidad de plástico en el océano podría superar la de peces en 2050. Leer más aquí.