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guerras y conflictos

EXCLUSIVA: Cómo explosivos 'Marca España' pudieron acabar en manos de yihadistas sirios

La filial turca de la multinacional española MAXAM se vio involucrada en una presunta trama de suministro de material detonante a rebeldes sirios. Existen serias dudas sobre la empresa que figura como compradora del producto y el papel que jugó Turquía.
Combatientes del Ejército de la Conquista, formado entre otros por Ahrar al-Sham y el Frente al-Nusra, patrullan el puesto fronterizo de Bab al-Hawa. El lado turco es Cilvegözü. (Imagen por Khalil Ashawi/REUTERS).
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Un camión cargado con más de 21 toneladas de sustancias explosivas permaneció cinco días retenido en una aduana turca el pasado verano. Llevaba consigo un millón de unidades de cuerda detonante producidas en la planta de MAXAM Anadolu, filial turca de la multinacional española MAXAM, empresa dedicada a la fabricación de explosivos y municiones.

La Dirección de Aduanas de Antakya denegó el tránsito de la mercancía a través del paso fronterizo de Cilvegözü el 10 de junio de 2015, a pesar de que ésta contaba con una autorización policial. Los funcionarios esperaban una confirmación del Ministerio de Exteriores y del Ministerio de Seguridad Nacional turcos.

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Lo que hizo saltar las alarmas a los agentes fronterizos era la vía elegida: el cargamento iba dirigido a Amán, la capital de Jordania, a través de Siria, un país sumido en una cruenta guerra civil, por una ruta controlada por grupos rebeldes, algunos de ellos de corte yihadista. Había muy pocas probabilidades de que el explosivo llegara a su comprador.

Y, para más inri, fuentes de MAXAM aseguran que parte del cordón detonador desapareció en el trayecto de la fábrica — ubicada en la provincia turca de Malatya — a la frontera.

Mientras el camión aguardaba en el paso fronterizo a la espera de recibir el salvoconducto de las autoridades turcas, la información se filtró al periódico opositor turco Cumhuriyet, que publicó la noticia. Los periodistas que lo firmaron sugieren en su artículo que la transferencia se abortó cuando pidieron información sobre el envío a los funcionarios de la frontera.

A las suspicacias generadas por la ruta escogida se suman toda una serie de interrogantes que generan serias dudas sobre la veracidad de la versión oficial y que tratamos de abordar en este reportaje:

¿Existía realmente la empresa jordana compradora del material explosivo o era una tapadera para justificar y maquillar el envío a Siria? ¿Qué grupos rebeldes controlaban el lado sirio de la frontera por dónde tenía que pasar el camión para llegar a su destino oficial? ¿A quién podía ir dirigida la mercancía y en manos de quiénes pudo haber acabado la que se "perdió"?

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Aunque la venta la efectuó su filial turca, ¿qué responsabilidad tiene la multinacional española MAXAM? Y en este sentido, ¿qué dice la ley española sobre el control de exportación de material de defensa?

Y por último, Turquía tiene una ley tan o más restrictiva que la de España en esta materia. ¿Por qué el Estado turco no investigó, si la ruta escogida y la empresa compradora levantaban tantas sospechas?

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La empresa fantasma que compró el material explosivo

Aykut Küçükkaya, uno de los redactores de Cumhurriyet que descubrió el envío, explica a VICE News sus dudas sobre ASR Trading Company, la empresa jordana que pagó 578.046 liras turcas [210.000 dólares] por la cuerda detonante

Factura de la compra del material explosivo.

El periodista apunta que la dirección de la empresa era falsa y que, por aquel entonces, llamaron al teléfono de ASR Trading Company y la persona que respondió al otro lado se negó a dar cualquier información de la firma.

A día de hoy en internet no consta ningún tipo de referencia con el nombre y los datos de la empresa compradora que aparecen en la factura. Todo indica que alguien se tomó las molestias de borrar cualquier rastro de la supuesta compañía jordana o que nunca hubo tales referencias en la red.

El reportero Aykut Küçükkaya recuerda que, por aquel entonces, los portavoces de MAXAM Anadolu se desentendieron de lo sucedido. Asegura que fuentes de la empresa fabricante afirmaron que "ellos sólo daban el producto" y "que el resto no era asunto suyo", a pesar de que el titular de la autorización de circulación expedida por el Ministerio del Interior era la filial turca.

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Lo cierto es que, sin las autorizaciones de importación y de circulación expedidas por el gobierno turco a la empresa fantasma, el cargamento no habría llegado hasta la aduana.

Autorización policial para el cargamento para transitar desde la planta de MAXAM Anadolu hasta el paso fronterizo de Gilvegözü.

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Una ruta controlada por Al-Qaeda y grupos rebeldes

Si el camión cargado con productos explosivos MAXAM hubiera conseguido cruzar la frontera con Siria en su presunta ruta hacia Jordania, ¿qué es lo que habría encontrado a su paso?

En primer lugar, el puesto fronterizo sirio de Bab al-Hawa, que en junio de 2015 estaba controlado por un conglomerado de distintos grupos rebeldes, algunos de ellos de corte yihadista y aliados del Frente al-Nusra, la franquicia de Al-Qaeda en Siria.

Fuentes opositoras al régimen sirio consultadas por VICE News detallan que, en aquella fecha, los grupos Jabhat al-Islamiya [Frente Islámico], Harakat Nour al-Din al-Zenki, Jaish al-Muhajireen wal-Ansar y Asala wa-al-Tanmiya, estaban al mando de este puesto fronterizo en la norteña provincia de Idlib.

De corte salafista, el Frente Islámico se creó en noviembre de 2013 a partir de la fusión de diferentes milicias opositoras. La más importante es Ahrar al-Sham, que cuenta con el apoyo de Turquía y una gran presencia de combatientes en las provincias de Alepo e Idlib, donde coopera con el Frente al-Nusra en la lucha contra el régimen sirio de Bashar al-Assad.

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Aunque Ahrar al-Sham finalmente se integró en el grupo opositor que participa en las conversaciones de paz de Ginebra, Siria y Rusia lo consideran terrorista y lo siguen atacando a pesar del alto el fuego que entró en vigor el pasado 27 de febrero.

Debido a su inferioridad militar, el Frente Islámico ha desarrollado una especial habilidad para cavar túneles en ciudades como Alepo y así poder infiltrarse en las líneas del régimen, con el objetivo de hacer saltar por los aires cuarteles llenos de hombres leales a Bashar al-Assad.

Los topos bomba de esta organización salafista también se han especializado en el manejo de explosivos, convirtiéndose en un auténtico quebradero de cabeza para unas tropas gubernamentales que han sufrido ataques de este tipo en varias ocasiones.

Por su parte, Harakat Nour al-Din al-Zenki es uno de los grupos a los que en su día armó Estados Unidos, y que en la actualidad combate junto al brazo de Al-Qaeda en Siria contra el Gobierno y sus aliados. En su fallido plan por armar a diferentes facciones moderadas del Ejército Libre de Siria, el Pentágono suministró misiles anticarro TOW a Al-Din al-Zenki, armamento que facilitó el avance yihadista en regiones como Idlib.

Jaish al-Muhajireen wal-Ansar es un grupo yihadista que cuenta con una gran cantidad de milicianos chechenos y combatientes europeos en sus filas, mientras que Asala wa-al-Tanmiya es una brigada salafista apoyada por Arabia Saudí.

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Mapa con los frentes de guerra en Siria el 15 de junio de 2015. (Imagen vía Thomas van Linge).

Después de dejar atrás el paso fronterizo de Bab al-Hawa, el vehículo hubiera encontrado en su ruta hacia el sur de Siria decenas de controles de grupos opositores de corte yihadista como los anteriormente mencionados, así como del Frente al-Nusra.

Además, una vez superadas las provincias de Idlib y Hama, el camión cargado con explosivos sólo hubiera podido continuar su camino hacia la frontera jordana a través de territorios controlados por el régimen sirio o por Estado Islámico, también plagados de checkpoints. Cabe recordar que Estado Islámico está enfrentado a su vez a los rebeldes sirios y al Frente al-Nusra, así como al gobierno sirio.

En estos puntos de control se registran a fondo todos los vehículos y cualquier mercancía susceptible de servir como munición para el enemigo es incautada.

Teniendo en cuenta esto, si realmente el destino final del material explosivo era una empresa ubicada en Amán — recordemos las dudas que la rodean — el logista que organizó la ruta hubiera tenido que prever que los grupos opositores nunca habrían dejado pasar dicho material explosivo a un territorio controlado por sus enemigos del régimen o Estado Islámico.

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MAXAM, la multinacional española que fabrica explosivos

MAXAM tiene su origen en la Unión Española de Explosivos (UEE), fundada a finales del siglo XIX. En el año 2006, fruto del desarrollo internacional de la compañía, tomó su denominación actual. Hoy opera en más de 100 países en los 5 continentes con fábricas en más de 45 de ellos, según su web.

En 2013, MAXAM Anadolu, una aventura conjunta entre Turkish Anadolu Nitro A.S. y MAXAM Europa S.A. — que inició sus operaciones en 2009 —, invirtió 8 millones de euros en levantar una fábrica en Karakas, una localidad de la provincia de Malatya. La multinacional española es el socio mayoritario.

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De acuerdo a la información aportada por el responsable de compra y venta de la filial turca, Fatih Budak, MAXAM Anadolu goza de cierta autonomía, pero la gestión de la contabilidad y el control de los registros de entradas y salidas dependen "totalmente" de España.

Además, Budak especifica a VICE News que en su consejo ejecutivo participa un directivo español de MAXAM para orientar la estrategia comercial, y las negociaciones de compra y venta se dan consultando a los directores de España. También asegura que, aunque las oficinas centrales "no tienen una intervención directa" en su compañía, las decisiones se toman "en base" al director español de MAXAM.

Al otro lado del Mediterráneo, Lucas Ferreira, responsable de comunicación de MAXAM, sostiene a este medio que su filial se gestiona "de forma independiente" y que las decisiones de inversión se toman "en función de las condiciones de mercado y en línea con las políticas de la compañía a nivel global y la legislación vigente en el país".

La ley que regula el control del comercio exterior de armas en España obliga a las empresas a inscribirse en el Registro Especial de Operadores de Comercio Exterior de Material de Defensa y de Doble Uso. Sin esta inscripción no se puede obtener una autorización de transferencia para estos productos. Se denomina material de doble uso a aquel que puede ser utilizado tanto en la guerra como en actividades civiles, como la minería. La cuerda detonante estaría incluida en esta categoría.

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Toda compañía del sector que opere en territorio español debe solicitar a la Secretaría de Estado de Comercio una autorización para la exportación. Pero es la Junta Interministerial para el Comercio y Control del Material de Defensa y Tecnologías de Doble Uso (JIMDDU) quien emite un dictamen vinculante sobre si debe autorizarse o no.

También estarían bajo supervisión de este ente aquellas transacciones en las que la negociación o el concierto de compra se dé en España, aunque el producto vendido esté en un tercer país.

El profesor de Derecho Administrativo en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y miembro del Centro Delàs de Estudios para la Paz, Eduardo Melero, opina a VICE News que imputar a MAXAM este último supuesto por la presencia de un directivo en el consejo ejecutivo de la filial conllevaría una interpretación "demasiado forzada" de la ley española.

Por la otra parte, en la web del Ministerio de Exteriores turco se asegura que su legislación en la materia va en sintonía con los baremos de la Unión Europea (UE). Las empresas del sector también están obligadas a registrarse, hace falta una licencia ministerial para la exportación y existe una institución parecida a la JIMDDU: el Subsecretariado para la Industria de Defensa (SSM en turco). Pero lo cierto es que su normativa es mucho más intervencionista que la española.

El gobierno de Turquía tiene la potestad de dar órdenes regulatorias sobre planificación de acuerdo a la estrategia general aprobada en el Consejo de Ministros. A efectos prácticos, el Comité Ejecutivo de la Industria de Defensa, presidido por el primer ministro, por el Jefe de Estado Mayor y por el ministro de Defensa Nacional, establece donde hay que invertir y qué es lo que se exporta y lo que se importa, también en el sector privado. El turco es un mercado de defensa y doble uso muy proteccionista, de ahí que surjan fórmulas de asociación como las de MAXAM Anadolu.

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Fatih Budak asegura que en Turquía su producto no entra dentro de los circuitos de control de material de defensa, y que a quienes solicitan autorización son a la Dirección General de Seguridad, que pende del Ministerio de Interior. El director de compra y venta de MAXAM Anadolu ha declinado hacer declaraciones sobre el cargamento de cuerda detonante. "No puedo hablar de esto porque se encuentra en otro ámbito", declara Budak a VICE News.

Aunque Lucas Ferreira sí que aporta algunas informaciones sobre el polémico envío: la empresa compradora contrató directamente el transporte y pasó a recoger ella misma el producto en sus polvorines. Ferreira asegura que ASR Trading Company contaba con los permisos gubernamentales de importación correspondientes, y añade un dato desconocido hasta la fecha.

"Según la información recabada por nuestra filial, el transportista fue retenido en la frontera y obligado a devolver la mercancía a nuestros polvorines. Al proceder al recuento de la mercancía se detectó la falta de producto, y se alertó a la policía turca", explica el responsable de comunicación de MAXAM, quien rechaza cualquier responsabilidad de MAXAM Anadolu sobre el transporte. De acuerdo a la misma fuente, el conductor fue detenido.

Pero el permiso de Interior para el transporte de explosivos contradice a Ferreira, pues, en él, MAXAM Anadolu aparece como titular de la autorización.

A pesar de esto, y a la espera de que se resuelva el proceso judicial, todo apunta a que MAXAM y su filial turca no incurrieron en un delito contra las normativas de España y Turquía, pero sí que violaron su responsabilidad social corporativa al no comprobar las credenciales de la empresa compradora y el posible destino y uso que tenía su mercancía. La ruta a través de Siria y los antecedentes del gobierno turco en el suministro de armamento a los rebeldes sirios eran claros indicadores de lo fraudulento de la operación que se estaba a punto de fraguar.

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Turquía, un comprador preferente

Turquía es el sexto país del mundo que más armas importó en 2015, según el último informe del Instituto Internacional de Investigación por la Paz de Estocolmo (SIPRI). La creciente inestabilidad en Oriente Próximo y la guerra civil en el sureste de mayoría kurda explicarían el porqué de este incremento.

El informe del SIPRI señala a España como el tercer país que más ha contribuido a este rearme, en un contexto en el que ha devenido el segundo del mundo que más ha aumentado sus exportaciones. En 2012, un año antes de la apertura de la fábrica de MAXAM Anadolu, el ministro de Defensa en funciones, Pedro Morenés, viajó a Turquía para impulsar acuerdos en materia de defensa.

Las relaciones entre Turquía y España — ambos miembros de la OTAN — en esta área son estrechas. El intervencionismo turco otorga un importante papel a los acuerdos intergubernamentales, que son una de las claves para el impulso estratégico de compañías españolas como MAXAM en el país.

Una investigación que no acaba aquí

Can Dündar y Erdem Gül, director de Cumhuriyet y responsable de la redacción de Ankara respectivamente, cumplieron condena en un penal bajo cargos de espionaje y revelación de secretos de Estado hasta que la corte constitucional de Turquía impuso su liberación el pasado 26 de febrero.

Las acusaciones se referían a informaciones que señalaban al servicio nacional de inteligencia (MIT, en sus siglas en turco) por el envío de armas a rebeldes sirios escondidas entre ayuda humanitaria.

El intervencionismo del gobierno turco en la industria de material de defensa permite que el ejecutivo de Recep Tayyip Erdogan haga y deshaga a su antojo y pueda firmar permisos como los expedidos a la empresa ASR Trading Company.

A las informaciones periodísticas que indican que Ankara ha estado armando a grupos islamistas de la oposición siria, se unen las recientes denuncias del principal partido de la oposición turca, el Partido Republicano del Pueblo (CHP por sus siglas en turco). El pasado 16 de febrero, su líder, Kemal Kiliçdaroglu, reiteró que "Turquía no debería dar apoyo armado a los grupos yihadistas en Siria, tales como el Estado Islámico".

Desde el inicio del conflicto sirio en marzo de 2011, el gobierno turco ha tomado partido por la oposición al régimen sirio. Pero desde que en julio de 2012 el Partido de la Unión Democrática (PYD) — vinculado ideológicamente al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) — declarara el autogobierno en las zonas kurdas de Siria, las sombras de la colaboración de Ankara con grupos yihadistas como Estado Islámico y el Frente al-Nusra se han incrementado notablemente.

Teniendo en cuenta los hechos expuestos y todas las sombras que acechan al gobierno turco por su implicación en el conflicto sirio, ¿no debería España reconsiderar si Turquía es un país apto para la exportación de material de defensa y doble uso?

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Este reportaje no habría sido posible sin el trabajo sobre el terreno de Dogu Eroglu y Lara Villalón, el equipo informático de VICE Media y otras tantas personas que han preferido que sus nombres no aparezcan.